El silencio inunda la sala. Las únicas voces que se escuchan provienen de una pantalla plana que se encuentra al final de la estancia. Allí dos perros ataviados con un mono de carreras charlan en tono muy amigable. Al principio se sirven del idioma de Shakespeare para dar cuenta de sus anécdotas pero cinco minutos después se expresan en correcto castellano. ¿Magia? No. Doblaje.
Periodista Digital ha pasado un día en los estudios Eskimo Avenue de Barcelona para conocer de primera mano los secretos, trucos y voces que se esconden tras nuestros actores, dibujos y personajes favoritos.
Sin apenas ensayar y con tres intentos, dos actores -Marc Gómez y German Josep- ponen en boca de los dibujos animados -Rayo y GT- cuatro frases de una escena de ‘Turboperros', una serie infantil que emite KidsCo para distintas operadoras digitales.
El director del estudio, Francesc Rocamora, da el visto bueno a la escena doblada. Acaban de comenzar su jornada y saben que aún queda un largo día por delante. Una dura jornada. Más si afrontan una sesión doble. De 8 de la mañana a 10 de la noche es el horario que encaran llegado el caso. "De ahí que luego cuando llegue a mi casa lo último que haga sea ver la televisión", explica entre risas Rocamora.
Con veinte años de bagaje en el doblaje, este catalán de "cincuenta y muchos" años, según él, se inició en el doblaje de manera tardía, cuando cumplió cuarenta. Pasó de tener como sueño convertirse en locutor de radio a doblar día sí día también películas de todo tipo, "incluso de porno" si se presentaba la ocasión.
Ahora años más tarde, su labor como doblador se ha extendido también a la dirección. Reconoce en una charla distendida con Periodista Digital -en el estudio Eskimo Avenue de Barcelona- que "todo ha cambiado mucho desde que empezó":
Con la tecnología de ahora se hacen maravillas. Antes si te equivocabas en una frase había que repetir toda esa parte. Y encima no se podía repetir mucho porque se estropeaba la cinta
Sobre las diferencias entre doblar animación y una película, Rocamora explica:
Es más difícil la animación. Sobre todo si es manga ya que los japoneses no suelen doblar bien
En una película, además, intuyes en los ojos del actor cuando va a hablar. Algo que ayuda mucho al doblador a la hora de atinar con los tiempos en que se produce una frase. Aunque eso sí, si es un mal intérprete de nada te sirve fijarte en su mirada
Para rodar un capítulo "se echa una mañana", según el productor de los estudios Eskimo Avenue, Albert Latorre. Una temporada, tres semanas. Mientras el sueldo de los actores depende de los llamados ‘takes': unas unidades del guión que no cuentan con más de cuatro o cinco frases.
Sobre el creciente intrusismo que se da en el oficio -muchas películas de dibujos fichan como dobladores a actores famosos de cine como estrategia comercial-, Rocamora no se muerde la lengua:
Si lo hacen bien, perfecto. Pero es que el problema es que no todos lo hacen así. Hay doblajes horrorosos pero prefiero no desvelar nombres.
Josema Yuste -genio de 'Aladdin'-, José Mota -asno de 'Shreck'- o Anabel Alonso -Dori en 'Buscando a Nemo'- son algunos ejemplos, que ponen los profesionales, de buenos trabajos. Mientras del doblaje de 'Escuela de Rock' o 'El espantatiburones', mejor no hablar, según Rocamora y compañía.
He visto a Victoria Abril nerviosísima ante un atril. Lo hizo muy bien pero su incomodidad demuestra que el salto del cine al doblaje no es fácil.
En ocasiones, el paso de una película por el estudio obra milagros. Y si no que alguien escuche la voz original de Silvester Stallone y la de Tom Selleck.
Algunas películas creo humildemente que las mejoramos con nuestro trabajo. Es el caso de Stallone que no sabe hablar o de Tom Selleck que tiene una voz de pato que no se puede aguantar.