FRANQUEZAS... El premio

Creo que todos hemos soñado alguna vez que nos dan un premio. Que levante la mano el que no haya ensayado en la ducha un discurso con el bote de champú en la mano. O el que no haya agradecido a su madre delante del espejo ese galardón/Oraldine. Todas las profesiones tienen sus premios y reconocimientos, bueno una no… el doblaje.

Si eres torero, diseñador de moda, cantante, pintor, escritor, actor de cine, presentador de televisión, publicista, director de teatro, productor de musicales, deportista o incluso vago que se encierra en una casa televisada, tienes derecho a optar a un premio. Además la mayoría de ellos son premios conocidos por todos y respetados (bueno tal vez el último no tanto). Es increíble que una profesión tan presente en nuestra vida como el doblaje, tan difícil y creativa no tenga unos premios propios. Me duele pensar que gente que lleva toda su vida dedicándose a este arte no tenga ni un solo galardón sobre una estantería. Pero ¿a quién correspondería esta labor? Los inversores de este medio son sobre todo extranjeros, los estudios privados, sólo hay una asociación y no hay ninguna revista especializada. Alguna vez he leído una propuesta para que se instaurara un Goya al mejor doblaje, cosa que me parece imposible. La Academia premia al cine español y, para bien o para mal, el trabajo del doblaje apoya (como ellos muchas veces recuerdan con cariñosisimas declaraciones) al cine extranjero. Muchos de sus miembros, directores o actores, se muestran contrarios al doblaje (hasta que les llega un papel irrechazable de pingüino en una peli de dibujos muy bien remunerada). Así que creo que esa propuesta esta condenada al fracaso. De manera que hay un vacío que deja a unos premios muy merecidos huérfanos. Es una pena que el discurso que tenemos ensayado nunca vaya a ser pronunciado y que no tengamos la oportunidad de agradecer y premiar a los que se lo merecen. Así que ahí va el mío y os propongo que escribáis el vuestro, seguro que nos quedamos todos más a gusto. “Quiero agradecer este premio a toda la gente que me siempre me ha apoyado, pero sobre todo a los que no lo han hecho. A los primeros por aguantarme y darme siempre ánimos. A los segundos por obligarme a esforzarme más cada día para demostrarles que estaban equivocados. A todos, un millón de gracias”