NOTICIAS... Entrevista a Paloma Escola
Si hablamos de Melanie Griffith, Kathleen Turner, Catherine Deneuve, Bo Derek, Mary Macdonnell, Jacqueline Bisset, Grace Kelly, Rebecca de Mornay, Faye Dunaway o de Mary Elizabeth Mastrantonio, todo el mundo sabe quiénes son, pero seguro que muy pocos conocen a Paloma Escola, la actriz que presta la voz, la interpretación y los matices a todas ellas.
Poco se podía imaginar cuando estudió interpretación en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid que llegaría a ser un icono imprescindible en la historia del doblaje español.
Llegó por necesidad, cuando los años eran difíciles para los cómicos y la vida matrimonial la había obligado, siendo muy joven, a retirarse del mundo de la farándula. Su primer destino: Sincronía, un estudio de doblaje situado en los platós de Sevilla Films. Allí conocería a compañeros y maestros que le tenderían la mano en su nueva andadura.
La actriz María del Puy sería una de sus mejores aliadas; ella la animó y la apoyó: “Me emociona recordar el día en que Paloma apareció en Sincronía de la mano de sus padres, nuestros entrañables Joaquín Escola y María Antonia Piedra. Era joven, mona y alegre. Todos coincidimos en que debía esforzarse porque tenía una voz muy bonita. Y se esforzó, y ahora es una estupenda actriz de doblaje, incluso yo diría que una de las mejores. Escucharla es una delicia. Y sigue siendo tan joven, tan mona y tan alegre como el día en que la conocí”.
¿Qué es lo que recuerdas de tus inicios como actriz de doblaje?
Lo que sin duda ha quedado grabado en mi memoria de esa época es que todos éramos amigos, o por lo menos nos respetábamos; y el trabajo, se convertía en algo lúdico y creativo. El doblaje entonces se cuidaba mucho y el aprendizaje, gracias al compañerismo tan grande que existía, se me hizo más llevadero. Yo tenía mucha inseguridad, no daba una y me costaba mucho la sincronía, pero poco a poco y con el apoyo de todos, fui cogiendo seguridad y aprendiendo la técnica de una profesión que me apasionó desde el primer día.
El actor Héctor Cantolla no ha olvidado la llegada de Paloma al doblaje: “Recuerdo cuando Joaquín Escola, hombre entrañable y gran compañero me presentó a su hija, una niña pizpireta, simpática, alegre, llena de vida. Me dijo que le gustaría dedicarse a nuestra profesión, le contesté ‘Pues si ha heredado tu talento, seguro que llegará a lo más alto’. Y fui testigo de su espectacular evolución. Desde series como Los Ángeles de Charlie, hasta películas profundas en las que había que poner las entrañas a prueba, y siempre salió con éxito. Siempre tuvo un espíritu solidario y fue una gran compañera”.
En el recuerdo de mis comienzos está, por encima de todo, mi padre, un ser maravilloso y un estupendo actor que estaba contratado en el estudio. Él me llevó para que me hiciesen una prueba y a partir de ahí me empezaron a llamar. Pero mi gran oportunidad vino de la mano de Anita Díaz Plana: ella fue la primera en confiar en mí para una protagonista. Fue en la película Tres monedas en la fuente, en contra de la opinión de muchos –para los cuales yo todavía estaba muy verde ya que hasta entonces sólo hacía papelitos– ella me apoyó y no se dejó influir por nadie. Luego, otros directores como Víctor Agramunt, que fue uno de mis grandes valedores, también apostaron por mí y me llamaron para papeles importantes.
“La he visto crecer artísticamente a lo largo de los años, -dice Víctor Agramunt-, cómo mejoraba sus registros, sus matices, su calidad. De todos los excelentes trabajos que ha hecho, yo pongo en lugar destacado, su sincera y emotiva interpretación de la novia de Brad Davis en El expreso de medianoche. Espero que entre las nuevas generaciones surjan muchas actrices de la talla de Paloma; será un síntoma de que nuestra profesión goza aún de buena salud y tiene un futuro esperanzador”.
Tus padres eran actores, y tus abuelos se dedicaban a la música. ¿Te hubiera gustado seguir el camino musical?
Ahora ya no hay vuelta atrás, pero me arrepiento de no haber hecho caso a mi abuelo, Antonio Piedra, y a mi abuela, Asunción del Palacio, que pretendía enseñarme a tocar el piano igual que lo hacía con otras niñas a las que daba clases particulares. En mi casa la música era algo natural y estaba tan presente en nuestras vidas, que se mezclaba con el aire formando parte de los sonidos cotidianos. Mi abuela era concertista de piano, y mi abuelo de violín; ensayaban con un chelista y, un día a la semana, celebraban conciertos de cámara en mi casa. Venían amigos a escucharlos. Recuerdo esas veladas con emoción y melancolía.
¿Si tuvieras que elegir a un compositor cual sería tu favorito?
La Música de Cámara es la que más me llega al corazón, es intimista y profunda. Schubert es uno de los más importantes, y Bach que, según mi abuelo, “era el padre de la música”. Pero también me gusta la ópera. Mozart es genial: Cosí fan tutte es una de las composiciones más hermosas que existen, me la sé de memoria.
¿Crees que el doblaje tiene algo que ver con la música?
Para hacer doblaje hay dos cosas esenciales: ser actor y tener sentido musical… bueno, y también dominar la técnica. El doblaje es, sobre todo, ritmo para pegarte al personaje, y que las palabras en nuestro idioma salgan de su boca de una forma natural. Yo aunque no lo parezca soy una actriz muy insegura, y siempre me queda la duda de si lo he hecho bien, pero para eso está el director que si no te deja repetir el take es que lo da por bueno, y así se queda.
Una buena actriz de doblaje ¿debe ser fiel a la interpretación de la actriz que está en la pantalla?, o en algunos casos, ¿se ve obligada a mejorarla?
Siempre hay que intentar estar lo más cerca posible de la actriz que se dobla, si es buena, el trabajo es fácil y gratificante, un reto para intentar estar a su altura. Pero cuando es una mala actriz, tienes que echar mano de todos los recursos interpretativos, porque si no aquello no hay quién lo salve.
Tu vives entre Vigo y Madrid, no te cansa viajar tanto?
En absoluto, mi casa está desde hace años en Panxon, junto al mar y a mi compañero Toño, y ese encuentro siempre me produce felicidad. Allí se acercan muchas veces nuestros amigos a visitarnos como el actor José Mª del Río.
Habla Del Río: “Recuerdo un día en que estábamos un grupo de amigos de sobremesa en la acogedora casa de Paloma en Panxon. Aparecieron unos libros de poesía y comenzamos a leer en voz alta. Ahora tú, ahora yo... Fueron varias horas... ¡Qué suerte! Nunca olvidaré cómo decía Paloma los versos para nosotros”.
Lo que ocurre es que el trabajo lo tengo aquí y también a mi madre que me necesita cerca. Mis hijos ya son independientes desde hace mucho, pero me gusta pensar que ellos también me necesitan y quieren que esté cerca. Pero viajar es una de las cosas que más nos gusta a Toño y a mí, en cuanto podemos nos vamos a cualquier parte. Viajamos solos, pero también con buenos amigos a los que les gusta disfrutar tanto como a nosotros.
Fernando Chinarro ha sido compañero en alguna de esas travesías: “Mi admiración por Paloma como actriz es total, es: sincera, sencilla y sobre todo muy responsable. Nunca le parece que un take esté perfecto, siempre lo volvería a hacer; pero como guía turística, un peligro. Si alguna vez viajáis a su lado, recordad: ni planos, ni guías a su alcance. Con todo, volvería a viajar con ella aunque no se vende los ojos”
¿Con cual de las actrices que has doblado te has sentido más a gusto?
Cada una tiene su personalidad para interpretar, y depende del tipo de película o serie que sea: drama, comedia… Ahora, por ejemplo, estoy doblando a Sally Field, en Cinco hermanos una serie de televisión. Es un papel con el que lo paso genial. Pero recuerdo doblajes como el de La hoguera de las vanidades, Ni un pelo de tonto, donde doblaba a Melanie Griffith. También hay un doblaje al que le tengo un especial cariño: La guerra de los Rose, una película estupenda en la que disfruté mucho doblando a Kathleen Turner.
¿Tu crees que el doblaje es un trabajo de creación?
Sí. Definitivamente es así. Éste es un trabajo de actor, aunque a veces lo realice alguno que no lo sea; pero eso se nota. Cuando el doblaje lo hace un buen actor, la diferencia es evidente. Si tengo la suerte de coincidir con algún compañero al que admiro, me gusta quedarme en la sala como espectadora a disfrutar con su trabajo.
Eso mismo piensa el actor y compañero de doblaje Luis Porcar: “Paloma es una profesional que posee una de las mejores voces del doblaje, pero además tiene un encanto especial que hace que nuestro trabajo a su lado resulte mucho más agradable. Pero por encima de todo, es amiga de sus amigos, entre los cuales me gusta pensar que me encuentro yo”.
El doblaje ahora es difícil, es demasiado mecánico, hay que hacerlo rápido, y con mucha seguridad, no hay tiempo para la duda o la interiorización, antes todo era más relajado. De todos modos ahora hay gente muy buena y con muchas ganas de superarse, y eso te sirve de reto también a ti.
Después de tantos años ¿te sigue haciendo ilusión trabajar en el doblaje?
No te digo que como el primer día, pero casi: el doblaje te atrapa y te da vida. Cada convocatoria es un reto nuevo, distinto a lo que hiciste ayer. Me gustaría seguir trabajando en esta profesión sencillamente porque ¡me gusta¡ y afortunadamente sigo ahí luchando, en un camino donde hay nuevos actores y directores; aunque, a veces, algunos no te recuerden mucho.
¿Cómo te definirías?
Bueno, eso siempre es difícil, porque uno se ve de manera muy distinta de cómo te ven los demás; pero, como decía mi padre, creo que soy como “la gotita de agua” esa del tormento chino, que poco a poco te va perforando. Soy un poco indolente; ordenada, pero con un cierto desorden; me gustan la estética y la armonía, el caos y el “piso piloto” ese en el que todas las cosas tienen que estar en su sitio, me descolocan. Soy muy disfrutona, y me encanta conocer nuevos lugares y gentes, la calidez, los colores, la naturaleza, las ciudades. Y lo que me gusta por encima de todo es estar con la gente que quiero.
Los amigos, como la actriz Pilar Gentil, siempre la verán así: “He sido testigo de su progresión día a día hasta llegar a ser el pedazo de actriz y de maravilloso ser humano que todos conocemos. Hemos compartido atril muchas veces, y otras tantas me ha dejado con la boca abierta por su gran intuición para identificarse con cualquier personaje. En fin, que es mi compi, que la quiero un montón y que le doy las gracias por ser como es."
Y así; entre vino, risas y recuerdos, terminamos la entrevista.
Poco se podía imaginar cuando estudió interpretación en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid que llegaría a ser un icono imprescindible en la historia del doblaje español.
Llegó por necesidad, cuando los años eran difíciles para los cómicos y la vida matrimonial la había obligado, siendo muy joven, a retirarse del mundo de la farándula. Su primer destino: Sincronía, un estudio de doblaje situado en los platós de Sevilla Films. Allí conocería a compañeros y maestros que le tenderían la mano en su nueva andadura.
La actriz María del Puy sería una de sus mejores aliadas; ella la animó y la apoyó: “Me emociona recordar el día en que Paloma apareció en Sincronía de la mano de sus padres, nuestros entrañables Joaquín Escola y María Antonia Piedra. Era joven, mona y alegre. Todos coincidimos en que debía esforzarse porque tenía una voz muy bonita. Y se esforzó, y ahora es una estupenda actriz de doblaje, incluso yo diría que una de las mejores. Escucharla es una delicia. Y sigue siendo tan joven, tan mona y tan alegre como el día en que la conocí”.
¿Qué es lo que recuerdas de tus inicios como actriz de doblaje?
Lo que sin duda ha quedado grabado en mi memoria de esa época es que todos éramos amigos, o por lo menos nos respetábamos; y el trabajo, se convertía en algo lúdico y creativo. El doblaje entonces se cuidaba mucho y el aprendizaje, gracias al compañerismo tan grande que existía, se me hizo más llevadero. Yo tenía mucha inseguridad, no daba una y me costaba mucho la sincronía, pero poco a poco y con el apoyo de todos, fui cogiendo seguridad y aprendiendo la técnica de una profesión que me apasionó desde el primer día.
El actor Héctor Cantolla no ha olvidado la llegada de Paloma al doblaje: “Recuerdo cuando Joaquín Escola, hombre entrañable y gran compañero me presentó a su hija, una niña pizpireta, simpática, alegre, llena de vida. Me dijo que le gustaría dedicarse a nuestra profesión, le contesté ‘Pues si ha heredado tu talento, seguro que llegará a lo más alto’. Y fui testigo de su espectacular evolución. Desde series como Los Ángeles de Charlie, hasta películas profundas en las que había que poner las entrañas a prueba, y siempre salió con éxito. Siempre tuvo un espíritu solidario y fue una gran compañera”.
En el recuerdo de mis comienzos está, por encima de todo, mi padre, un ser maravilloso y un estupendo actor que estaba contratado en el estudio. Él me llevó para que me hiciesen una prueba y a partir de ahí me empezaron a llamar. Pero mi gran oportunidad vino de la mano de Anita Díaz Plana: ella fue la primera en confiar en mí para una protagonista. Fue en la película Tres monedas en la fuente, en contra de la opinión de muchos –para los cuales yo todavía estaba muy verde ya que hasta entonces sólo hacía papelitos– ella me apoyó y no se dejó influir por nadie. Luego, otros directores como Víctor Agramunt, que fue uno de mis grandes valedores, también apostaron por mí y me llamaron para papeles importantes.
“La he visto crecer artísticamente a lo largo de los años, -dice Víctor Agramunt-, cómo mejoraba sus registros, sus matices, su calidad. De todos los excelentes trabajos que ha hecho, yo pongo en lugar destacado, su sincera y emotiva interpretación de la novia de Brad Davis en El expreso de medianoche. Espero que entre las nuevas generaciones surjan muchas actrices de la talla de Paloma; será un síntoma de que nuestra profesión goza aún de buena salud y tiene un futuro esperanzador”.
Tus padres eran actores, y tus abuelos se dedicaban a la música. ¿Te hubiera gustado seguir el camino musical?
Ahora ya no hay vuelta atrás, pero me arrepiento de no haber hecho caso a mi abuelo, Antonio Piedra, y a mi abuela, Asunción del Palacio, que pretendía enseñarme a tocar el piano igual que lo hacía con otras niñas a las que daba clases particulares. En mi casa la música era algo natural y estaba tan presente en nuestras vidas, que se mezclaba con el aire formando parte de los sonidos cotidianos. Mi abuela era concertista de piano, y mi abuelo de violín; ensayaban con un chelista y, un día a la semana, celebraban conciertos de cámara en mi casa. Venían amigos a escucharlos. Recuerdo esas veladas con emoción y melancolía.
¿Si tuvieras que elegir a un compositor cual sería tu favorito?
La Música de Cámara es la que más me llega al corazón, es intimista y profunda. Schubert es uno de los más importantes, y Bach que, según mi abuelo, “era el padre de la música”. Pero también me gusta la ópera. Mozart es genial: Cosí fan tutte es una de las composiciones más hermosas que existen, me la sé de memoria.
¿Crees que el doblaje tiene algo que ver con la música?
Para hacer doblaje hay dos cosas esenciales: ser actor y tener sentido musical… bueno, y también dominar la técnica. El doblaje es, sobre todo, ritmo para pegarte al personaje, y que las palabras en nuestro idioma salgan de su boca de una forma natural. Yo aunque no lo parezca soy una actriz muy insegura, y siempre me queda la duda de si lo he hecho bien, pero para eso está el director que si no te deja repetir el take es que lo da por bueno, y así se queda.
Una buena actriz de doblaje ¿debe ser fiel a la interpretación de la actriz que está en la pantalla?, o en algunos casos, ¿se ve obligada a mejorarla?
Siempre hay que intentar estar lo más cerca posible de la actriz que se dobla, si es buena, el trabajo es fácil y gratificante, un reto para intentar estar a su altura. Pero cuando es una mala actriz, tienes que echar mano de todos los recursos interpretativos, porque si no aquello no hay quién lo salve.
Tu vives entre Vigo y Madrid, no te cansa viajar tanto?
En absoluto, mi casa está desde hace años en Panxon, junto al mar y a mi compañero Toño, y ese encuentro siempre me produce felicidad. Allí se acercan muchas veces nuestros amigos a visitarnos como el actor José Mª del Río.
Habla Del Río: “Recuerdo un día en que estábamos un grupo de amigos de sobremesa en la acogedora casa de Paloma en Panxon. Aparecieron unos libros de poesía y comenzamos a leer en voz alta. Ahora tú, ahora yo... Fueron varias horas... ¡Qué suerte! Nunca olvidaré cómo decía Paloma los versos para nosotros”.
Lo que ocurre es que el trabajo lo tengo aquí y también a mi madre que me necesita cerca. Mis hijos ya son independientes desde hace mucho, pero me gusta pensar que ellos también me necesitan y quieren que esté cerca. Pero viajar es una de las cosas que más nos gusta a Toño y a mí, en cuanto podemos nos vamos a cualquier parte. Viajamos solos, pero también con buenos amigos a los que les gusta disfrutar tanto como a nosotros.
Fernando Chinarro ha sido compañero en alguna de esas travesías: “Mi admiración por Paloma como actriz es total, es: sincera, sencilla y sobre todo muy responsable. Nunca le parece que un take esté perfecto, siempre lo volvería a hacer; pero como guía turística, un peligro. Si alguna vez viajáis a su lado, recordad: ni planos, ni guías a su alcance. Con todo, volvería a viajar con ella aunque no se vende los ojos”
¿Con cual de las actrices que has doblado te has sentido más a gusto?
Cada una tiene su personalidad para interpretar, y depende del tipo de película o serie que sea: drama, comedia… Ahora, por ejemplo, estoy doblando a Sally Field, en Cinco hermanos una serie de televisión. Es un papel con el que lo paso genial. Pero recuerdo doblajes como el de La hoguera de las vanidades, Ni un pelo de tonto, donde doblaba a Melanie Griffith. También hay un doblaje al que le tengo un especial cariño: La guerra de los Rose, una película estupenda en la que disfruté mucho doblando a Kathleen Turner.
¿Tu crees que el doblaje es un trabajo de creación?
Sí. Definitivamente es así. Éste es un trabajo de actor, aunque a veces lo realice alguno que no lo sea; pero eso se nota. Cuando el doblaje lo hace un buen actor, la diferencia es evidente. Si tengo la suerte de coincidir con algún compañero al que admiro, me gusta quedarme en la sala como espectadora a disfrutar con su trabajo.
Eso mismo piensa el actor y compañero de doblaje Luis Porcar: “Paloma es una profesional que posee una de las mejores voces del doblaje, pero además tiene un encanto especial que hace que nuestro trabajo a su lado resulte mucho más agradable. Pero por encima de todo, es amiga de sus amigos, entre los cuales me gusta pensar que me encuentro yo”.
El doblaje ahora es difícil, es demasiado mecánico, hay que hacerlo rápido, y con mucha seguridad, no hay tiempo para la duda o la interiorización, antes todo era más relajado. De todos modos ahora hay gente muy buena y con muchas ganas de superarse, y eso te sirve de reto también a ti.
Después de tantos años ¿te sigue haciendo ilusión trabajar en el doblaje?
No te digo que como el primer día, pero casi: el doblaje te atrapa y te da vida. Cada convocatoria es un reto nuevo, distinto a lo que hiciste ayer. Me gustaría seguir trabajando en esta profesión sencillamente porque ¡me gusta¡ y afortunadamente sigo ahí luchando, en un camino donde hay nuevos actores y directores; aunque, a veces, algunos no te recuerden mucho.
¿Cómo te definirías?
Bueno, eso siempre es difícil, porque uno se ve de manera muy distinta de cómo te ven los demás; pero, como decía mi padre, creo que soy como “la gotita de agua” esa del tormento chino, que poco a poco te va perforando. Soy un poco indolente; ordenada, pero con un cierto desorden; me gustan la estética y la armonía, el caos y el “piso piloto” ese en el que todas las cosas tienen que estar en su sitio, me descolocan. Soy muy disfrutona, y me encanta conocer nuevos lugares y gentes, la calidez, los colores, la naturaleza, las ciudades. Y lo que me gusta por encima de todo es estar con la gente que quiero.
Los amigos, como la actriz Pilar Gentil, siempre la verán así: “He sido testigo de su progresión día a día hasta llegar a ser el pedazo de actriz y de maravilloso ser humano que todos conocemos. Hemos compartido atril muchas veces, y otras tantas me ha dejado con la boca abierta por su gran intuición para identificarse con cualquier personaje. En fin, que es mi compi, que la quiero un montón y que le doy las gracias por ser como es."
Y así; entre vino, risas y recuerdos, terminamos la entrevista.
Entrevista realizada por Amparo Climent extraida de www.aisge.com
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