CURIOSIDADES... Historia del doblaje
Nace el cine. Nace la magia desde una pantalla, la magia de emocionarnos durante una hora y media sentados en una sala oscura, nace una nueva manera de contar historias.
En los comienzos del cine, los personajes de estas historias sólo pueden hablarnos a través de rótulos, el cine es mudo, no tiene sonido.
Y en medio del silencio, aparece la figura del explicador, una persona que poseía una gran facilidad de palabra y poder de convicción, que tenía la misión de narrar el filme a un público, en su mayoría analfabeto, incapaz de seguir los rótulos. Se colocaba en una esquina de la pantalla, a veces se ayudaba con un puntero para señalar la imagen, y en muchas ocasiones dramatizaba él mismo el dialogo mudo de la pantalla.
Podría considerarse al explicador la prehistoria del doblaje, y en España se tiene noticia de ellos desde el año 1901.
Pero llega el cine sonoro, y la necesidad de hacer hablar a los personajes cinematográficos es innegable. Tan necesario como que los personajes hablaran era que el publico los entendiera. En un país en el que la gran mayoría de la gente no entendía otro idioma que el suyo propio, además de la analfabetización ya comentada, el uso de los subtítulos no parecía la mejor solución. El público quería que sus héroes hablaran en el mismo idioma que ellos, que les fueran cercanos. El público lo quería y las productoras lo sabían.
Se comienzan, por tanto, a realizar los primeros doblajes, pero curiosamente, no se llevan a cabo en España, sino que nuestros actores tienen que desplazarse hasta Francia, porque es allí donde la Paramount tiene su sede europea. La primera película doblada en castellano se grabó en el pueblecito francés de Joinville en 1931 y aquí se conoció con el título de "Entre la espada y la pared". Los doblajes de esta época son, evidentemente, de baja calidad debido a las condiciones técnicas y a los pocos medios al alcance de los profesionales.
El primer estudio de doblaje se instaura en nuestro país en 1932, en Barcelona, bautizado con el nombre de T.R.E.C.E y en 1933 se inauguran en Madrid los prestigiosos estudios Fono España.
Podemos hablar por tanto de 1932 como del año del nacimiento de la industria del doblaje en España y acabar así con la tan manida aseveración de que fue un invento franquista. El doblaje nació bajo el gobierno de La República. Todavía quedaban unos cuantos años para que la dictadura utilizase el noble arte de "contar historias" para sus propios intereses.
Durante los primeros años de posguerra es prácticamente imposible escuchar una película en versión original, y por tanto, oír a Clark Gable o Marlene Dietrich pronunciar palabras soeces, hablar de política o religión, y por supuesto, insinuar o referirse a cuestiones sexuales.
La mayoría de los actores de doblaje de esta época procedían del teatro y de la radio. De los radio teatros, con sus interminables novelas, surgieron voces con gran capacidad de interpretación. Las tomas de sonido se hacen en material fotográfico, lo cual imposibilita su aprovechamiento posterior cuando el take no es válido. Los actores tienen que aprenderse sus diálogos de memoria y ensayar, a veces durante horas, ante el riesgo de cometer un error.
El sonido magnético llega en 1952. Es un nuevo sistema de grabación con el que se evita tener que cortar y tirar el material fotográfico, se gana en agilidad y en calidad de sonido.
Es esta la llamada época dorada del doblaje español. Podemos disfrutar de interpretaciones memorables de actores y actrices de doblaje, que prestaban sus voces a las grandes estrellas del cine en títulos que ya han quedado en la historia del cine como míticos.
La televisión llega a nuestras vidas. Y con ella, las películas y sus personajes entran en nuestro salón. A partir de 1960, las series de producción norteamericana inundan la pequeña pantalla pero las voces que escuchamos no son de aquí, sino que llegan desde Puerto Rico, con el peculiar acento del llamado castellano neutro. La razón es muy sencilla. En los primeros tiempos de emisión, TVE carecía del dinero necesario para encarecer ese producto doblándolo en los estudios del país. Era más prioritario instalar torres repetidoras por nuestra geografía, y los asesores económicos de la casa aconsejaron no incrementar los gastos.
A finales de los sesenta y durante toda la década de los setenta el fenómeno del telefilm y las teleseries se convirtió en un autentico boom que hizo florecer nuevos estudios.
Es en esta época cuando comienzan a emitirse series como Ironside, doblada en Sincronía o La casa de la pradera, doblada en Cineson.
La renovación tecnológica y el aumento de empresas durante los setenta, con el motivo de la abundancia de doblajes para televisión, hace que el censo de profesionales del sector se dispare. Llega la velocidad en el ritmo de trabajo, queda atrás la memorización del diálogo, desaparece una "manera de doblar" que aun hoy muchos compañeros siguen echando de menos.
Los años ochenta son clave para entender el presente de esta profesión. El doblaje vive una inflación industrial producto, por un lado, del fenómeno conocido como boom del video, y por otro, ya en 1989, por la aparición de las televisiones privadas que acaban con el monopolio de TVE y el aumento del número de horas de emisión.
Con la aparición, también en la década de los ochenta, de las cadenas autonómicas, nacen empresas en Comunidades Autónomas que hasta hace menos de una década eran ajenas a todo el proceso de doblaje. Comienza a doblarse en Galicia, Andalucía, Valencia, y País Vasco. Pese al nacimiento de estas empresas, Madrid y Barcelona continúan teniendo un peso específico importante y triplican sus estudios.
A partir de los años noventa se alternan crisis y bonanzas y se lucha por preservar y recordar casi un siglo de profesión. El doblaje se convierte demasiadas veces en centro de las criticas del cine español, que olvida que ambas historias son paralelas y no antagónicas.
Y llegamos al presente. La aparición de nuevas estaciones de televisión, así como de nuevos medios audiovisuales digitales, el reconocimiento que actualmente recibe desde las distintas comisiones sobre comunicación de la Unión Europea, y el resurgir del éxito de las series extranjeras (C.S.I, House, Perdidos) hacen prever que el futuro del doblaje será, cuando menos, esperanzador.
Extraido de www.adoma.es
En los comienzos del cine, los personajes de estas historias sólo pueden hablarnos a través de rótulos, el cine es mudo, no tiene sonido.
Y en medio del silencio, aparece la figura del explicador, una persona que poseía una gran facilidad de palabra y poder de convicción, que tenía la misión de narrar el filme a un público, en su mayoría analfabeto, incapaz de seguir los rótulos. Se colocaba en una esquina de la pantalla, a veces se ayudaba con un puntero para señalar la imagen, y en muchas ocasiones dramatizaba él mismo el dialogo mudo de la pantalla.
Podría considerarse al explicador la prehistoria del doblaje, y en España se tiene noticia de ellos desde el año 1901.
Pero llega el cine sonoro, y la necesidad de hacer hablar a los personajes cinematográficos es innegable. Tan necesario como que los personajes hablaran era que el publico los entendiera. En un país en el que la gran mayoría de la gente no entendía otro idioma que el suyo propio, además de la analfabetización ya comentada, el uso de los subtítulos no parecía la mejor solución. El público quería que sus héroes hablaran en el mismo idioma que ellos, que les fueran cercanos. El público lo quería y las productoras lo sabían.
Se comienzan, por tanto, a realizar los primeros doblajes, pero curiosamente, no se llevan a cabo en España, sino que nuestros actores tienen que desplazarse hasta Francia, porque es allí donde la Paramount tiene su sede europea. La primera película doblada en castellano se grabó en el pueblecito francés de Joinville en 1931 y aquí se conoció con el título de "Entre la espada y la pared". Los doblajes de esta época son, evidentemente, de baja calidad debido a las condiciones técnicas y a los pocos medios al alcance de los profesionales.
El primer estudio de doblaje se instaura en nuestro país en 1932, en Barcelona, bautizado con el nombre de T.R.E.C.E y en 1933 se inauguran en Madrid los prestigiosos estudios Fono España.
Podemos hablar por tanto de 1932 como del año del nacimiento de la industria del doblaje en España y acabar así con la tan manida aseveración de que fue un invento franquista. El doblaje nació bajo el gobierno de La República. Todavía quedaban unos cuantos años para que la dictadura utilizase el noble arte de "contar historias" para sus propios intereses.
Durante los primeros años de posguerra es prácticamente imposible escuchar una película en versión original, y por tanto, oír a Clark Gable o Marlene Dietrich pronunciar palabras soeces, hablar de política o religión, y por supuesto, insinuar o referirse a cuestiones sexuales.
La mayoría de los actores de doblaje de esta época procedían del teatro y de la radio. De los radio teatros, con sus interminables novelas, surgieron voces con gran capacidad de interpretación. Las tomas de sonido se hacen en material fotográfico, lo cual imposibilita su aprovechamiento posterior cuando el take no es válido. Los actores tienen que aprenderse sus diálogos de memoria y ensayar, a veces durante horas, ante el riesgo de cometer un error.
El sonido magnético llega en 1952. Es un nuevo sistema de grabación con el que se evita tener que cortar y tirar el material fotográfico, se gana en agilidad y en calidad de sonido.
Es esta la llamada época dorada del doblaje español. Podemos disfrutar de interpretaciones memorables de actores y actrices de doblaje, que prestaban sus voces a las grandes estrellas del cine en títulos que ya han quedado en la historia del cine como míticos.
La televisión llega a nuestras vidas. Y con ella, las películas y sus personajes entran en nuestro salón. A partir de 1960, las series de producción norteamericana inundan la pequeña pantalla pero las voces que escuchamos no son de aquí, sino que llegan desde Puerto Rico, con el peculiar acento del llamado castellano neutro. La razón es muy sencilla. En los primeros tiempos de emisión, TVE carecía del dinero necesario para encarecer ese producto doblándolo en los estudios del país. Era más prioritario instalar torres repetidoras por nuestra geografía, y los asesores económicos de la casa aconsejaron no incrementar los gastos.
A finales de los sesenta y durante toda la década de los setenta el fenómeno del telefilm y las teleseries se convirtió en un autentico boom que hizo florecer nuevos estudios.
Es en esta época cuando comienzan a emitirse series como Ironside, doblada en Sincronía o La casa de la pradera, doblada en Cineson.
La renovación tecnológica y el aumento de empresas durante los setenta, con el motivo de la abundancia de doblajes para televisión, hace que el censo de profesionales del sector se dispare. Llega la velocidad en el ritmo de trabajo, queda atrás la memorización del diálogo, desaparece una "manera de doblar" que aun hoy muchos compañeros siguen echando de menos.
Los años ochenta son clave para entender el presente de esta profesión. El doblaje vive una inflación industrial producto, por un lado, del fenómeno conocido como boom del video, y por otro, ya en 1989, por la aparición de las televisiones privadas que acaban con el monopolio de TVE y el aumento del número de horas de emisión.
Con la aparición, también en la década de los ochenta, de las cadenas autonómicas, nacen empresas en Comunidades Autónomas que hasta hace menos de una década eran ajenas a todo el proceso de doblaje. Comienza a doblarse en Galicia, Andalucía, Valencia, y País Vasco. Pese al nacimiento de estas empresas, Madrid y Barcelona continúan teniendo un peso específico importante y triplican sus estudios.
A partir de los años noventa se alternan crisis y bonanzas y se lucha por preservar y recordar casi un siglo de profesión. El doblaje se convierte demasiadas veces en centro de las criticas del cine español, que olvida que ambas historias son paralelas y no antagónicas.
Y llegamos al presente. La aparición de nuevas estaciones de televisión, así como de nuevos medios audiovisuales digitales, el reconocimiento que actualmente recibe desde las distintas comisiones sobre comunicación de la Unión Europea, y el resurgir del éxito de las series extranjeras (C.S.I, House, Perdidos) hacen prever que el futuro del doblaje será, cuando menos, esperanzador.
Extraido de www.adoma.es
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